Aquí reproduzco el cuento de Jorge Bucay, que por lo bonito del mismo quisiera compartir (un cuento de los de "pensar"):
"En el país de los cuentos había una vez un pequeño duende. Un duende muy travieso que siempre andaba riendo y saltando de un lado para otro...Vivía en una casita, toda rodeada de montañas. A su lado, un pequeño río que discurría plácidamente por la falda de la ladera describiendo un paisaje dificil de imaginar....Lo que más le gustaba al duendecillo era ver como cada mañana, con los primeros rayos del sol, todas las flores de su jardín iban abriendo uno por uno sus pétalos......Uno de aquellos días, como muchos otros, salió a pasear por la montaña y caminando entre las rocas encontró una flor: era una flor preciosa, nunca había visto otra de igual belleza. Le había cautivado tanto que pasó toda la tarde mirándola. Era maravilloso verla cuando se contoneaba cada vez que el viento acariciaba sus hojas.....
Al día siguiente y al siguiente, y al otro, volvió para estar a su lado y mirarla.
Un día como tantos otros, el duendecillo vio como de uno de sus pétalos caía una pequeña lágrima. No entendía como la flor más maravillosa del mundo podía estar triste. Se acercó a ella y le preguntó:
- ¿Por que lloras?
La flor contestó: - "Me siento triste aquí entre las rocas, sin nadie que me mire excepto tú. Me gustaría vivir en un jardín como el tuyo y ser una mas de entre las flores. Además te concederé el deseo que más quieras si me llevas allí"
Fue entonces cuando el pequeño duende la tomó entre sus manos y con todo el cariño del mundo, la plantó en el lugar más bonito de su jardín..
Una vez cumplido el deseo, la flor le dijo la duendecillo: - "Y bien, ahora que me has llenado de felicidad al traerme aquí, ¿Qué es lo que mas deseas en este mundo?
Y el duendecillo entonces, la miró fijamente y contestó: - "Quiero ser flor como tú, para sentirme por siempre a tu lado".
...........................Fin...........................
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