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viernes, 25 de octubre de 2013

Nano y su caracol de carreras

Faltaba un mes para que en el pueblo de Negrillo se celebrara “La carrera de caracoles”, los niños de la aldea estaban especialmente emocionados por el evento, especialmente un niño llamado Nano.

Los niños buscaban caracoles por los alrededores del pueblo y los entrenaban con sumo interés para el día de la carrera que se celebraba cada cinco años.

Nano era un chico especial, con una sensibilidad singular para percibir las cosas, muy por encima de los demás. Su forma de ser, era demasiadas veces objeto de burla, incluso rechazo por parte de algunos de sus vecinos, pero aquel año estaba dispuesto a demostrar que podía ser, sin duda, el ganador de tan singular carrera.

La mayoría de los chicos cogían los caracoles que se encontraban por los alrededores del pueblo. Los chicos que mas se metían con Nano (los más macarras), se decidieron por buscar aquellos caracoles que fueran más grandes y gordos, con el convencimiento de que esos iban a ser los mas veloces.


Los caracoles enormes. Foto de la chachiopedia


Nano observaba con curiosidad como cada uno elegía el caracol que iba luego a entrenar, él se dedicó a ir a la parte más alejada del bosque. Caminó durante toda la mañana hasta llegar a una claro donde había una verde pradera llena de flores, cerca de un arroyo, allí pudo observar cómo unos caracoles de concha más oscura que los que vivían cerca del pueblo, se deleitaban paseando por la húmeda hierba.

A Nano le encantaba tirar piedras, por eso se puso junto al arroyo y se dedicó a su mayor placer, lanzar las piedras de la orilla allá donde le pareciera. Eso si, sin molestar a sus amigos los animales.

Lanzando piedras al aire sus ideas se ordenaban y tomaban formas singulares y por eso pensó que coger un caracol y llevárselo a su casa no estaba bien, así que prefería explicar primero a los caracoles lo que quería hacer: “ Demostrar a la gente que ser diferente no debía ser objeto de risas ni tratos especiales”.

Nano se acercó lentamente al lugar donde tres caracoles tomaban plácidamente el sol y con voz muy suave les pregunto que cual de ellos estaría dispuesto a participar en la carrera de su pueblo. Los caracoles escucharon atentamente y luego con entusiasmo respondieron que todos ellos estarían dispuestos a ayudarle.
El caracol más mayor de los tres, decidió, que puesto que sólo uno de ellos podía competir, debía ser el caracol de puntos blancos quien participara en la carrera, pero que era preferible que fueran los tres para preparar bien la competición y ayudar también al chico en su entrenamiento.
Nano, con una enorme alegría, recogió suavemente a los tres caracoles en su mano y los depositó en su zurrón, junto con un manojo de hierbas frescas, por si tenían hambre durante el regreso a su casa.

Todos los chicos tenían ya a sus caracoles en casa y se afanaban en darles de comer trozos de hoja de lechuga y acelga que encontraban por los huertos del pueblo, para que se hicieran lo más rápidos posible.

Aquellos de la cuadrilla que habían buscado los más gordos del lugar estaban entusiasmados, viendo cómo sus caracoles devoraban todo aquello que les daban, incluso trozos de patata.

Nano llegó a su casa cuando casi empezaba a anochecer, sus padres habían estado muy preocupados por su tardanza, sabiendo que el resto de chicos, hacia rato que habían regresado a su casa con el correspondiente caracol. Nano enseñó a sus padres los caracoles que llevaba en su zurrón y les explico con una enorme sonrisa  todo lo que había hablado con ellos.

El caracol de Nano. Foto de la chachipedia

Quedaba sólo una semana para la gran carrera, Nano iba todos los días al prado del bosque a buscar aquellas hierbas que le decían los caracoles, le hacían buscar unas hojas de una planta aceitosa que crecía junto a la cascada del arroyo, esa era la planta que debía comer el caracol de puntos blancos para hacer que fuera más resistente y rápido en la carrera. Por la tarde entrenaban en el patio de su casa dando vueltas alrededor de un montón piedras, que el padre de Nano tenía preparado para que a su hijo no le faltaran nunca. Mientras el caracol de puntos blancos daba giros y vueltas los otros caracoles le animaban y le iban dando trozos de hoja de la planta aceitosa, Nano aplaudía y sonreía a los caracoles, estaba especialmente feliz al ver la velocidad conque aquel caracol rodeaba su querido montón de piedras.

Llego el día de la carrera y todos los chicos y chicas del pueblo, llevando en una cajita cada uno su caracol, se reunieron en la plaza a la hora señalada por el alcalde. La banda empezaba a tocar una melodía muy alegre.
Nano estaba muy nervioso, salió de su casa con su cajita y su caracol de puntos blancos en su interior, teniendo que dejar al resto en su casa. El caracol de Nano le decía al chico que no estuviera nervioso, que todo saldría bien e iban a ser ellos quienes ganaran la carrera. Para calmarse, se paró un momento a tirar unas cuantas piedras al aire y empezó a encontrarse más tranquilo.

Había llegado el momento mas emocionante, la salida. Todos los chicos y chicas del pueblo habían colocado sus caracoles en la línea de salida. Los caracoles debían dar una vuelta entera a la plaza  a través del circuito de tablas que habían preparado. La tierra del suelo se había humedecido para que los caracoles no se deshidrataran durante la carrera. Todo estaba listo, la gente del pueblo se había colocado estratégicamente sobre los carros situados alrededor del circuito.

Dos de los caracoles en plena carrera

Un golpe de campana fue la señal de salida, los caracoles mas grandes fueron los que avanzaban más rápido, para júbilo de sus dueños, pero la alegría les duro poco, ya que pronto se cansaron y empezaron a dar vueltas sobre si mismos. El resto de caracoles iba siguiendo la línea de tablas, que había sido impregnada de zumo de lechuga. El caracol de puntos blancos de Nano se encontraba algo retrasado, lo que puso al chico más nervioso de lo que ya estaba. Cuando los caracoles llegaron a la mitad del recorrido la marcha se ralentizó, pero para sorpresa de todos, fue el caracol de Nano quien empezó a sacar una baba aceitosa de color amarillento, era resultado de su alimentación, así que en lugar de desplazarse sobre la baba blanca pegajosa que segregaban los demás y que les ralentizaba el movimiento, el caracol de puntos blancos se deslizaba rápidamente sobre el aceite, cogiendo una velocidad increíble y dejando a todo el pueblo con la boca abierta, el caracol de Nano cruzó la línea de meta sacando una gran diferencia con el resto.

¡Había ganado! ¡Los aplausos fueron incesantes! Nadie había visto hasta entonces a un caracol correr tan rápido. La fiesta duro todo el día y gran parte de la noche.

Desde aquel día la gente se interesó por conocer a Nano y ver que era un chico fabuloso y sin duda con un don especial.

Nano había conseguido ganar una dura batalla. Esta de la “Carrera de Caracoles” no fue la única.





sábado, 4 de agosto de 2012

El zapato que quiso ser libre.


Mis viejos zapatos, arrinconados en el fondo del armario, se cansaron de esperar, así que un buen día uno de ellos decidió escaparse, Quería hacer realidad el sueño de cualquier zapato, ya no tener que seguir pisando la ingrata tierra que devoraba sus suelas, olvidarse de los tirones de cordones y las lazadas apretadas, dejar de deformarse por pies hinchados y malolientes. Ando hacia el mar y disfrutando de la suavidad de la arena espero a la última marea, una ola le hizo flotar y poco a poco se fue mar adentro.

Que maravillosa sensación, al fin libre, flotando sobre sus gruesas suelas de goma. Su curiosidad por conocer cuanto la mar escondía en sus fondos se cumplió al  segundo día de temporal, donde las fuertes olas llenaron y rellenaron  el zapato. Con su piel empapada de agua y su interior repleto de mar se fue hundiendo hasta un fondo rocoso. Le fue desapareciendo ese miedo a lo desconocido y volvió a sentirse aun más feliz.

Avistó una enorme cantidad y variedad de peces, crustáceos y un montón de animales con formas inverosímiles, como sus amigos los lenguados que vivían junto a el, sobre la arena, perfectamente camuflados. Muchas noches el zapato soñó con que en realidad era un pez.

Los percebes hicieron de el su morada y así pasaron los meses.
Un buen día otro temporal lo devolvió a la playa, así el zapato me encontró otra vez y pudo contarme sus aventuras.
 Ahora el zapato sigue con sus amigos los percebes junto a unas rocas de la otra esquina de la playa.

jueves, 28 de julio de 2011

El secreto del cazador de caracoles

El otro día me encontré con una persona singular. Es un hombre ya mayor y en cuya cara se reflejaba la experiencia de toda una vida, una bondad radiante y una sabiduría que destellaba en sus ojos. Se hace muy fácil entablar conversación con él y eso es lo que estuvimos haciendo a la sombra de un gran cerezo que posee en su cuidado huerto y aposentados en un acogedor banco de madera.
Entre las muchas historias que me contaba sobre las observaciones de pájaros, plantas y otra serie de animales, se mezclaban con unas curiosas y duras historias de su vida, hasta que el tema se centró en los caracoles y su gran conocimiento sobre ellos.

Para este hombre los caracoles habían pasado a ser desde una necesidad hasta un buen negocio, que le ayudó a obtener una renta adicional para mantener a su familia en muchos momentos difíciles. Conocía perfectamente todos los rincones de la huerta y de la parte alta del monte donde durante muchos años anduvo cogiendo caracoles, cuando casi nadie apenas encontraba ninguno. ¡Tengo un método infalible para encontrar caracoles!, sonreía mientras lo comentaba. Mi curiosidad me obligó a preguntarle por esa manera de cazar caracoles.

 Muy dispuesto el hombre, se acercó a la cabaña donde guardaba sus herramientas para el huerto y otros cachivaches, cogió un saco de arpillera y extrajo una pequeña regadera, un tamborcillo y una linterna – Esto es todo mi secreto -  Cuando hace días que no ha llovido es preciso acudir a las zonas donde suelen hacer las puestas los caracoles en el suelo y poner en funcionamiento los tres utensilios.

- ¿Cómo se hace para que salgan los caracoles?

- ¡Muy fácil! : Espero a que empiece a oscurecer y salgo al campo, allí enciendo y apago rápidamente la linterna, a continuación toco el tambor de esta forma peculiar y paso la regadera echando pequeñas gotas de agua sobre la maleza. Los caracoles se piensan que las luces son rayos, el golpeteo del tambor los truenos y el agua de la regadera la incipiente lluvia. Los caracoles deseosos de comer empiezan a salir desde sus escondites.
¡Genial!

 * Nota: Guarda tú también este gran secreto

lunes, 15 de noviembre de 2010

Poema para la lluvia

Ayer estaba lloviendo, cogí una hoja y empecé a escribir palabras, al final resultó quedar bonito. Se lo dedico a todos los que me quieren (especialmente a una persona).

LLUEVE
Llueve como llueve,

yo viendo,
Lluvia suave y fresca,
con aroma de invierno.


Gota sobre gota,
Sobre la tierra queda rota.
Penetra por sus poros
y el suelo al fin, bebe

Se hincha bebiendo
Y reuniendo en su seno
a otras gotas rotas.

Sigue lloviendo.

El agua reconoce el camino
que tantas veces ha recorrido
Humedeciendo el suelo sumergido
que la besa de nuevo

Lluvia que retorna
al vientre de la madre
para seguir dando vida
a los seres que la habitan.

Las raíces tomarán su parte
El viento y el sol se llevarán
la que arriba quedó.

Otras se juntarán para recorrer
barrancos y ríos
Muchas llegarán hasta el mar
se convertirán en olas,
en espuma sobre las rocas.

Mi alma, como el suelo
se embebe de nueva magia
y sobre mi cabeza
flotará la nube de nuevo.

Seguirá vagando,
Al viento siguiendo.
Libre
Yo viendo
Yo viviendo.
Nota: Fotofrafía de nisu.blogia.com

viernes, 20 de noviembre de 2009

Un cuento para los niños en su día internacional.

Inspirado por mi entrañable amigo Javifields y por su alusión a un personaje tan singular como lo fue Gloria Fuertes, escribiendo y narrando sus divertidos cuentos. Hoy me ha salido a mi uno.

"Tengo un cuento…de momento:
Trabajo en un jardín,

desde chiquitín.

Mi padre me hacía cortar el seto,

para que no estuviese quieto.

Un día vi una rana,

¡cosa extraña!,

Pues no había llovido

Para mí que se había perdido

o escapado del río.

Ja, ja, ja, casi me río.
Era una rana verde

como el trigo verde.

Se puso a saltar

y la quise atrapar.


Cuando la tuve en la mano

vi que era un rano,

que buscaba pareja,

entre la maleza.

Se la regalé a una amiga,

para que hicieran buenas migas,

y…..claro que la liaron,

pues se besaron.

Es ahora el rano,

un príncipe enano,

que se ha ligado a mi amiga Teresilla,

por la patilla.

¡Conque cara se ha quedado la chiquilla,

Que con todo se maravilla!

Y yo, me he quedado en mi jardín,

esperando de este cuento el fin."


Cuento de Pepenosela, que me lo imagino contado con la gracia que tenía Gloria Fuertes y a quien tambien se lo dedico.

martes, 19 de mayo de 2009

La leyenda de la ermita de San Benito.

Javifields me ha hecho recordar la historia de la ermita de San Benito


Según la tradición San Caprasio nació en Agen (Francia), allá por el siglo IV, ordenado sacerdote por el obispo Olimpo, tuvo que huir perseguido por los decretos anticristianos de Diocleciano. Así llegó a Farlete, en una de cuyas cuevas se instaló para hacer vida de anacoreta. Al enterarse de que su paisana Santa Fe había sido martirizada, le pidió a Dios que, si le juzgaba digno para seguir el mismo camino, le diera una señal. Brotó agua de aquella áspera peña y viendo en ello la señal divina, volvió a Francia, convirtió a Primo y Feliciano, siendo martirizado junto a ellos. Sus cuerpos insepultos fueron recogidos por el obispo de Agen y enterrados en la iglesia que los cristianos edificaron en honor de Santa Fe.
El santo tuvo culto en varios lugares de la provincia oscense: en Sobrarbe y Ribagorza, en Santa Cruz de la Serós en la Jacetania, y en la divisoria entre Sobrarbe y el Somontano de Barbastro, cerca de Lecina.
La verdadera historia surge durante la vida de eremita que llevaba San Caprasio en Farlete. La rivalidad de los pueblos vecinos (de cualquier lugar) ya se cultivaba en aquellos tiempos y sigue viva en nuestros días. Los vecinos de Monegrillo no podían superar el hecho de que Farlete dejara relegado en un segundo plano a su pueblo, así que buscaron una forma de competir con el pueblo vecino.

Vivía en el pueblo un zagal llamado Miguel, que quedó huérfano a temprana edad y que de alguna manera había sido adoptado y mantenido por los del pueblo. Su disposición para hacer cualquier favor o trabajo era digna de elogio y aunque siempre bien dispuesto y de carácter extremadamente afable, no se le podía mandar cualquier cosa, puesto que las luces con la que vino al mundo no le alumbraban demasiado.



La vida a Miguel le cambió de la noche al día, cuando la asamblea de vecinos de Monegrillo, decidió que debía ser él, la persona elegida para competir con San Caprasio, del que decían que obraba milagros.
Dicho y hecho, el pueblo se puso manos a la obra y lo primero que hicieron fue construir no muy lejos de Monegrillo una ermita en la que viviría Miguel. Paralelamente y de mano de una beata, el muchacho recibió ilustración sobre la vida de Jesús y los milagros que obraba, no sólo Él, sino las distintas personas que siguiendo su camino le rezaban constantemente, y que sin ir mas lejos allí mismo en Farlete había un tal Caprasio que lo estaba consiguiendo y si aquel podía hacerlo, como no iba a conseguirlo Miguel, que encima era del lugar y no un extranjero como el otro. De esta forma y manera pudo embelesar y aturdir la mente del joven aquella beata, hasta el punto que Miguel pronto empezó a entender cual era desde ese momento su destino.

Sus nuevos atuendos y el pasar a vivir a aquella ermita para habitarla él sólo, no le hicieron ninguna gracia, pero la posibilidad de poder obrar milagros para beneficiar a quien lo necesitara le pareció excitante. Los vecinos del pueblo se turnaban diariamente para llevar a Miguel algo de comida y controlar su comportamiento.
Al poco tiempo ya eran muchos los días en los que encontraban a Miguel postrado boca abajo sobre el suelo y repitiendo sin parar las distintas oraciones que en su día aprendió.

¡Ya habían conseguido lo más importante! Sólo quedaba extender la noticia de su existencia y de inventar los parabienes que concedía aquel muchacho, que ya mas demacrado y con una prominente barba rubia, ya no era reconocible por quien antes lo conociera. Sólo hubo que acudir dos o tres veces a Farlete a visitar a San Caprasio, para el que muchos días se concentraba una gran cantidad de peregrinos y allí esperando ser recibidos por el Santo, sembraban sus palabras los de Monegrillo: “¿No habeis oído hablar del bendito ermitaño que vive cerca de aquí?” “Dicen que obra curaciones de todo tipo y también dicen que torna bueno a aquel que mantiene su mirada”.¡Es bendito, es bendito…Benedictus, benedictus..!” Benito fue el nombre que quedó el cabeza de aquellos que escuchaban.

En poco tiempo, Miguel empezó a recibir a aquellos más impacientes, cansados de esperar turno en la ermita de San Caprasio. Él atendía y escuchaba a todos, compartía con ellos su comida y les encomendaba a Dios, bajo los nada entendibles rezos, que por suerte siempre terminaban igual, en un “benedictus Domine. Amen”. Miguel pasó a llamarse Benito por denominación popular y a él le pareció bien aquel nombre.
Foto del lado sur de la ermita.

Las bondades de éste quien llegaría a ser santo, comenzaron el día en que un peregrino se dirigió a Benito para llamarle farsante y estafador, pues no se le habían curado sus artrósicas piernas, echándole además en cara que nunca había realizado ningún milagro, por lo menos San Caprasio había sido capaz de sacar agua de entre las rocas. Desde aquel momento Benito canceló las visitas de los peregrinos, con el pretexto de que necesitaba dedicarle más tiempo a Dios. Él mismo llegó a pensar que realmente era un farsante. Pero la presión de los vecinos de Monegrillo, le hizo recobrar la esperanza.

Pasó varios días encerrado, sin querer ver a nadie y sin probar bocado. Pedía a Dios que le concediera la misma gracia que a San Caprasio y en un estado de delirio, con una vara de sabina entre las manos, salió al sexto día, golpeando a diestro y siniestro las rocas del lugar para que manara agua. El agua no aparecía por ningún sitio, cayó desfallecido al suelo y mirando el rojizo sol del atardecer, rogó a Dios con toda su fuerza, lloró de impotencia, de rabia y lo peor es que sentía como su fe se le escapaba por los poros. Con idea de retirarse, ya vencido a su morada a descansar, se arrodilló lenta y torpemente, clavó su estaca en el suelo para ayudarse a levantar y de forma milagrosa el agua empezó suavemente a brotar sobre la base de su bastón.

Desde entonces al lado de la ermita, se puede contemplar una balsa de agua que los ganaderos de la zona han utilizado durante siglos para dar de beber a sus ovejas. No te olvides de visitar esa balsa cuando vayas a la ermita de San Benito (está a menos de cien metros).


Foto de la balsa al lado de la ermita de San Benito.


En cuanto a Benito, decidió dejar el lugar e ir a conocer otras tierras. Dicen que estuvo en San Juan de la Peña y que anduvo siguiendo el camino de Santiago, algunos se aventuran incluso a decir que en su trayecto por las tierras de la Jacetania, fue apresado y martirizado junto a Santa Orosia, la que es actualmente la patrona de Jaca.

sábado, 14 de febrero de 2009

Historia de amor de dos Currucas

Como en las mejores historias de amor y en la fecha en la que se produjo, el día anterior a San Valentín, la historia que relato es de dos pajarillos, conocidos como currucas, empezó a primera hora de ayer.


Foto de una curruca macho sobre los frutos de la hiedra.


Al llegar a mi trabajo observe una pequeña curruca que yacía sobre el suelo, la tome en mi mano y pude notar que no hacía mucho tiempo que estaba muerta. Era una curruca macho, pues el capirote era de color negro, a diferencia de las hembras que lo tienen de color rojizo.


Lo deje sobre unos pequeños arbustos que se encuentran a la entrada de la Escuela, a los pies de dos grandes pinos. La deje de forma que aparentara estar viva y también para poder fotografiarla después.
Foto de la curruca macho sobre cineraria.
Sin duda la muerte había sido producida por una excesiva dosis de frutos de hiedra que se encuentran bastante cerca de allí.

La mayor sorpresa fue cuando a mitad del día, y al lado de donde estaba la fallecida curruca macho, apareció su pareja, bastante débil que también murió al poco rato postrada sobre el cuerpo de su amante.

Como Romeo y Julieta, o Diego e Isabel, las currucas han venido a perpetuar la historia de un amor inmenso, desesperado, desmedido, un amor cercenado por la muerte de su amante. Aquí se queda el relato de dos currucas capirotadas y de su loco amor.

¿Por qué fue la hembra a morir al lado de su pareja? Ahí queda la interpretación para el curioso lector.

lunes, 31 de diciembre de 2007

Para los duendecillos!

(Dibujo de María ABC)

Aquí reproduzco el cuento de Jorge Bucay, que por lo bonito del mismo quisiera compartir (un cuento de los de "pensar"):

"En el país de los cuentos había una vez un pequeño duende. Un duende muy travieso que siempre andaba riendo y saltando de un lado para otro...Vivía en una casita, toda rodeada de montañas. A su lado, un pequeño río que discurría plácidamente por la falda de la ladera describiendo un paisaje dificil de imaginar....Lo que más le gustaba al duendecillo era ver como cada mañana, con los primeros rayos del sol, todas las flores de su jardín iban abriendo uno por uno sus pétalos......Uno de aquellos días, como muchos otros, salió a pasear por la montaña y caminando entre las rocas encontró una flor: era una flor preciosa, nunca había visto otra de igual belleza. Le había cautivado tanto que pasó toda la tarde mirándola. Era maravilloso verla cuando se contoneaba cada vez que el viento acariciaba sus hojas.....

Al día siguiente y al siguiente, y al otro, volvió para estar a su lado y mirarla.

Un día como tantos otros, el duendecillo vio como de uno de sus pétalos caía una pequeña lágrima. No entendía como la flor más maravillosa del mundo podía estar triste. Se acercó a ella y le preguntó:

- ¿Por que lloras?

La flor contestó: - "Me siento triste aquí entre las rocas, sin nadie que me mire excepto tú. Me gustaría vivir en un jardín como el tuyo y ser una mas de entre las flores. Además te concederé el deseo que más quieras si me llevas allí"

Fue entonces cuando el pequeño duende la tomó entre sus manos y con todo el cariño del mundo, la plantó en el lugar más bonito de su jardín..

Una vez cumplido el deseo, la flor le dijo la duendecillo: - "Y bien, ahora que me has llenado de felicidad al traerme aquí, ¿Qué es lo que mas deseas en este mundo?

Y el duendecillo entonces, la miró fijamente y contestó: - "Quiero ser flor como tú, para sentirme por siempre a tu lado".


...........................Fin...........................

sábado, 20 de octubre de 2007

El cuento

Este es el cuento ganador:

UN ERROR DE IMPRENTA
Había una vez un pueblo llamado Karna, donde vivían unos niños muy alegres. Aquel año el invierno se estaba haciendo más largo de lo normal y los niños empezaron a preocuparse porque no llegaba la primavera, que era su estación favorita.
En aquel invierno nevaba, llovía, granizaba y hacía mucho frío.
Los niños no sabían por que tardaba tanto en llegar el buen tiempo y decían:
- Con tanta nieve, lluvia, granizo y frío se van a congelar todas las flores y arbustos y cuando llegue la primavera (si es que llega) no se llenarán los campos de bonitas flores ni los arbustos darán moras, ni grosellas.
Tantas ganas tenían de que llegara la primavera para desprenderse de esas bufandas, pesados abrigos, gorros y guantes, que se les ocurrió organizar una fiesta de disfraces para poder ponerse una ropa mas divertida y alegre y no llevar esa ropa de invierno tan aburrida.
Quisieron hacer una fiesta especial y por eso decidieron ir a casa de Pedro, porque su abuela tenía en el desván la más maravillosa colección de disfraces que uno pudiera imaginarse, ya que ella había sido una actriz de teatro muy famosa.
Quedaron un sábado que no tenían colegio para celebrar la fiesta. Unos trajeron bebidas, otros bizcochos, otros discos de música para bailar, etc.
Sobre todo querían que fuera una fiesta muy divertida. Aquel sábado a las diez de la mañana todos los niños se encontraban en el desván de la abuela de Pedro. Empezaron a buscar entre los muchos baúles y armarios que allí había. Unos cogían vestidos, otros trajes de bailarina, pelucas, etc., y con todo ello se organizaron sus disfraces, ¡era muy divertido!
Como aquel día, por casualidad, asomó el sol la cabeza entre las nubes, decidieron salir a la calle y la gente los miraba extrañada, pero como veían que los niños se lo estaban pasando tan bien, decidieron unirse a la fiesta, cada vez se unía más y más gente. Al final se unieron todos los del pueblo, hasta el alcalde. Pero pasaba una cosa, había gente que no tenía disfraz, pero el alcalde sin pensarlo dos veces, el domingo muy temprano se fue con la abuela de Pedro a la ciudad de Val y compraron telas, sombreros y un montón de cosas mas.
Cuando volvieron al pueblo, todos los vecinos se reunieron en la plaza Mayor, porque el alcalde los había llamado para que eligieran la ropa que quisieran ponerse y después, mas tarde, cuando todos se habían disfrazado, empezó la fiesta, todo el mundo se lo estaba pasando de cine.
Pero la buela de Pedro estaba un poco inquieta y su nieto le preguntó qué le pasaba y ella contestó:
- Es que le falta algo a esta fiesta.
Y Pedro extrañado preguntó:
- ¿Que es lo que le falta?
- A esta fiesta le falta un nombre.
Pedro dijo:
- ¿Qué nombre le ponemos?
Su abuela estuvo unos minutos pensando y de repente la cara se iluminó más que el sol que en el cielo brillaba.
Ya tengo el nombre para esta fiesta. Como nuestro pueblo se llama Karna y gracias a las telas y disfraces de Val ha sido posible tener disfraces para todos, la fiesta se llamará: "KARNAVAL".
Pedro se puso muy contento y salió corriendo y gritando entre la gente:
- ¡Es Karnaval!, ¡es Karnaval! Y todo el pueblo contagiado por la alegría de Pedro gritaba: "¡Es Karnaval!, ¡es karnaval!"
Al acabar la fiesta la nieve se derritió, el sol brilló con toda su fuerza y las flores y las flores empezaron a crecer y todos los del pueblo se quedaron a ver los colores de la primavera.
Desde entonces todos los años en el pueblo de Karna celebraron aquella fiesta tan divertida.
La famosa fiesta fue conocida y celebrada también hasta celebrarse en todo el mundo.
La fiesta ahora se conoce como "Carnaval" porque el primer cartel que hicieron, el señor de la imprenta se equivocó y en lugar de poner una K puso una C.
M. A. B.

martes, 16 de octubre de 2007

La Historia Interminable

Es necesario seguir creyendo en el reino de "Fantasía", hay que evitar como dijo Michael Ende, que el reino de la Nada nos termine por invadir, Paraquien no esté en el asunto, primero recomendarle la lectura del libro y continuar leyendo este articulillo. El reino de Fantasía vive en las personas desde tiempos inmemoriales, esto es una alusión a la creatividad, la ilusión y el deseo de transmitir ideas a través de la magia del lenguaje y del pensamiento. Con todos estos ingredientes de generación en generación hemos sido capaces de transmitir lo que llamamos cuentos.

El pasado mes de septirembre, la CAI repartía los premios del III concurso de cuentos infantiles y fue reconfortante saber que se habían recibido mas de 500 cuentos de niños y niñas de Aragón. Entre los mejores se editó un libro de los mismos y a los finalistas les regalaron un mp4 y a los ganadores un ordenador. Mi hija fue una de las ganadoras y me costó convencerla de que lo mas importante de todo era el haber ensanchado el mundo de Fantasía con su historia y que el mejor regalo no había sido el ordenador, si no haber tenido plubicado un libro de cuentos y que de esa manera muchos mas pudieran ser partícipes de su cuento.
El próximo día os cuento "el " cuento.