Mis viejos zapatos, arrinconados en el fondo del armario, se
cansaron de esperar, así que un buen día uno de ellos decidió escaparse, Quería
hacer realidad el sueño de cualquier zapato, ya no tener que seguir pisando la
ingrata tierra que devoraba sus suelas, olvidarse de los tirones de cordones y
las lazadas apretadas, dejar de deformarse por pies hinchados y malolientes. Ando
hacia el mar y disfrutando de la suavidad de la arena espero a la última marea,
una ola le hizo flotar y poco a poco se fue mar adentro.
Que maravillosa sensación, al fin libre, flotando sobre sus
gruesas suelas de goma. Su curiosidad por conocer cuanto la mar escondía en sus
fondos se cumplió al segundo día de
temporal, donde las fuertes olas llenaron y rellenaron el zapato. Con su piel empapada de agua y su
interior repleto de mar se fue hundiendo hasta un fondo rocoso. Le fue
desapareciendo ese miedo a lo desconocido y volvió a sentirse aun más feliz.
Avistó una enorme cantidad y variedad de peces, crustáceos y
un montón de animales con formas inverosímiles, como sus amigos los lenguados que
vivían junto a el, sobre la arena, perfectamente camuflados. Muchas noches el
zapato soñó con que en realidad era un pez.
Los percebes hicieron de el su morada y así pasaron los
meses.
Un buen día otro temporal lo devolvió a la playa, así el
zapato me encontró otra vez y pudo contarme sus aventuras.
Ahora el zapato sigue con sus amigos los percebes junto a
unas rocas de la otra esquina de la playa.
7 comentarios:
Muy bueno, artista!
Y tu que los lees. Da gusto tener tan buenos y fieles seguidores. Saludos javier
Ese pezapato no quiso pasar el resto de su vida desa-percibido.
Saludos
jeje, me gusta tanto la foto como lo que escribes!! :)
Hola Manipulador de alimentos!(vaya con el nombre!!)
A mi me gusta que os guste y esa es mi mayor satisfacción. Gracias
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