J.M. Pamiers comenta en su libro de Medicina Natural: "Los elementos minerales que se encuentran en la miel, lo hacen bajo una forma tal que son directamente asimilables por nuestro organismo, contribuyen al mantenimiento del esqueleto (calcio) y a la regeneración de la sangre (hierro). La miel es un alimento de alto poder nutritivo, un sustituto ideal del azúcar industrial, proporciona fuerza y salud.
Además sus enzimas facilitan la buena asimilación de otros alimentos. La miel es un buen coadyuvante para recuperar el equilibrio y contra la fatiga, actúa contra depresiones físicas y psíquicas.
Sirve también de remedio terapéutico para ciertos problemas de asimilación de insuficiencias digestivas. Y por sus propiedades antisépticas, su acción sobre la flora intestinal es destacable. Sin olvidar su utilidad en afecciones respiratorias (tos, bronquitis, irritaciones en la garganta, sinusitis).”
Lo insustancial, posiblemente sea el desconocimiento que de ella tenemos y de los beneficios que nos aporta y sino que se le cuenten a Plinio el jóven, Homero, Dioscórides (farmacólogo y botánico de la antigua Grecia), Imhotep (fundador de la medicina egipcia). De los médicos asirios tenemos constancia en sus manuscritos, que hacían uso de la miel en ginecología, en afecciones oculares y en ungüentos para masajes. Asiria era conocida con el nombre de «país de la miel y del olivo».
2 comentarios:
come cebolla y bla bla bla... :-P
!Pues tambien!...Lástima que no te guste la miel ni la cebolla Javier.
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