Quería……..y no puedo. Sólo me invade un tremendo desasosiego, una gran pena, una rabiosa ira que me hace querer estar más cerca de aquellas personas que han sido víctimas de un terrorismo brutal y vergonzante.
Sobre el dolor, la destrucción y la pena, queda siempre la esperanza, que es lo único a lo que aferrarse para poder superar semejante sentimiento de vacío que dejan aquellas personas arrancadas de sus seres queridos, a golpe de metralla. La solidaridad y la denuncia es el arma que nos queda al resto para esperar el día en que al terror ya no le queden hojas
para hacer sombra a nadie, que no le queden yemas sobre las que rebrotar, que sus raíces se descompongan (y si es entre cuatro paredes mejor), que su tronco deje de portar savia de inocentes víctimas y caiga seco, demolido por el rayo de una sociedad firme y madura.
2 comentarios:
suscribo, amigo
una boda africana!? pues sí, hemos de quedar para narrar aventuras :-)
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