La
lucha social de las plantas por conseguir la luz y colocarse en las mejores
situaciones ha sido el caballo de batalla de muchos miles de años, la evolución
ha conducido por los caminos mas diversos a las plantas para conseguir la luz.
Las
plantas trepadoras han encontrado en sus rivales directos la manera de
colocarse por encima de ellos, sin tener que desarrollar grandes tallos. Las
estrategias son muchas y diversas:
Sistemas
más utilizados:
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Raíces aéreas, como la hiedra, capaces de
meterse por la más fina fisura, hincharse y luego secarse para quedar
definitivamente agarradas.
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Raíces aéreas de la hiedra |
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Torsión: Muchas plantas han
encontrado un tallo voluble, con un tactismo capaz de enrollarse a las plantas
vecinas para crecer sobre ellas. Caso de la Madreselva.
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Ventosas: Como punto curioso hay
plantas como la parra virgen (partenocisus quinquefolia), capaces de
desarrollar raíces aéreas palmeadas con una pequeña espiralización al final que
ejerce las funciones de agarre.
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Zarcillos: Este sistema es muy bueno y
plantas como Passiflora, Vitis…, han creado un apéndice táctil capaz de
enrollarse a aquello que esté a su lado. Una vez alcanzado el punto de anclaje,
el zarcillo se gira igual que un muelle tensor que lo ajusta todavía más.
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Espinas: Todos nos hemos pinchado
alguna vez con la zarzamora, planta capaz de crecer en casi cualquier sitio y
lugar, las espinas crecen hacia atrás, cuando se juntan a un árbol o arbusto
próximo, los tallos de la trepadora actúan de clavijas de anclaje. Espinas de
doble función: protectora y trepadora.
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Espinas de la zarazamora |
En
esta singular batalla natural, las trepadoras terminan casi siempre ganando la lucha por la luz y en consecuencia dejando a su tutor exhausto o incluso
muerto.