El lugar elegido fue la ermita de San Benito, situada a unos tres kilómetros de Monegrillo (otro día os contaré la historia del lugar). Una estupenda construcción dotada de una buena cocina donde hacer un buen fuego y poder sacar de la madera el aliento dorado de la carne, la morcilla, los chorizos o cuanto se tercie.
Foto de Carmen al "laito" del fogaril.
Disfrutamos del día, de la primavera lujuriosa que en un paraje como el de Monegros, rompe los esquemas a cualquiera que desee encontrar un desierto. Flores de romero, tomillo, genistas, cerrajas, crucíferas a miles por los barbechos y sabinas desperdigadas por doquier.
Echamos de menos a Fernado, Pilar y Nano, quienes sólo pudieron aparecer a última hora (que no fue poco), puesto que se les complicó el día.
Foto en la cocina: Javier, Elena, Miguel, Trini, Carmen y Elisa.