El otro día me encontré con una persona singular. Es un hombre ya mayor y en cuya cara se reflejaba la experiencia de toda una vida, una bondad radiante y una sabiduría que destellaba en sus ojos. Se hace muy fácil entablar conversación con él y eso es lo que estuvimos haciendo a la sombra de un gran cerezo que posee en su cuidado huerto y aposentados en un acogedor banco de madera.
Entre las muchas historias que me contaba sobre las observaciones de pájaros, plantas y otra serie de animales, se mezclaban con unas curiosas y duras historias de su vida, hasta que el tema se centró en los caracoles y su gran conocimiento sobre ellos.
Para este hombre los caracoles habían pasado a ser desde una necesidad hasta un buen negocio, que le ayudó a obtener una renta adicional para mantener a su familia en muchos momentos difíciles. Conocía perfectamente todos los rincones de la huerta y de la parte alta del monte donde durante muchos años anduvo cogiendo caracoles, cuando casi nadie apenas encontraba ninguno. ¡Tengo un método infalible para encontrar caracoles!, sonreía mientras lo comentaba. Mi curiosidad me obligó a preguntarle por esa manera de cazar caracoles.
Muy dispuesto el hombre, se acercó a la cabaña donde guardaba sus herramientas para el huerto y otros cachivaches, cogió un saco de arpillera y extrajo una pequeña regadera, un tamborcillo y una linterna – Esto es todo mi secreto - Cuando hace días que no ha llovido es preciso acudir a las zonas donde suelen hacer las puestas los caracoles en el suelo y poner en funcionamiento los tres utensilios.
- ¡Muy fácil! : Espero a que empiece a oscurecer y salgo al campo, allí enciendo y apago rápidamente la linterna, a continuación toco el tambor de esta forma peculiar y paso la regadera echando pequeñas gotas de agua sobre la maleza. Los caracoles se piensan que las luces son rayos, el golpeteo del tambor los truenos y el agua de la regadera la incipiente lluvia. Los caracoles deseosos de comer empiezan a salir desde sus escondites.
¡Genial!
* Nota: Guarda tú también este gran secreto