martes, 21 de abril de 2009

La ermita de San Benito de Monegrillo.





Celebrar una reunión de amigos, bajo cualquier excusa, es un buen principio para congregarnos alrededor de una comida campestre. Amigos de mis amigos y amigos de los amigos, todos bajo un cielo azul primaveral bordado de alguna nube y rodeados de miles de flores en un paraje que muchos desconocían.
El lugar elegido fue la ermita de San Benito, situada a unos tres kilómetros de Monegrillo (otro día os contaré la historia del lugar). Una estupenda construcción dotada de una buena cocina donde hacer un buen fuego y poder sacar de la madera el aliento dorado de la carne, la morcilla, los chorizos o cuanto se tercie.

Un día donde reunirse para contar anécdotas, estrechar distancias y hacer cariño del que nace del contacto y el deseo de todos de pasarlo bien.
Foto de Carmen al "laito" del fogaril.

Disfrutamos del día, de la primavera lujuriosa que en un paraje como el de Monegros, rompe los esquemas a cualquiera que desee encontrar un desierto. Flores de romero, tomillo, genistas, cerrajas, crucíferas a miles por los barbechos y sabinas desperdigadas por doquier.

De postre una buena tertulia y un obligado paseo (para bajar la comida). Luego risas, historias, charadas, fotos y el mundo por montera. Todo aderezado de encanto, simpatía y una gran calidez que inundaba nuestros sentidos.
Echamos de menos a Fernado, Pilar y Nano, quienes sólo pudieron aparecer a última hora (que no fue poco), puesto que se les complicó el día.


En fin, un estupendo día que nos ha dejado las ganas de repetirlo en cualquier momento.
Foto en la cocina: Javier, Elena, Miguel, Trini, Carmen y Elisa.